La descripción
Dime cómo es
Describir es explicar cómo es algo o alguien, mostrar a través de, lenguaje las características de un objeto, un ser vivo, un paisaje, una escena... Y, por supuesto, también es posible describir personajes literarios como los que encontramos en Matilda.
Cuando describimos una persona o un personaje tenemos tres posibilidades:
Prosopografía
Describimos únicamente su aspecto físico. En este tipo de descripciones podemos incluir también la vestimenta o los gestos más característicos del personaje.
Etopeya
Es una descripción del carácter del personaje. Explicaremos sus cualidades y defectos, sus costumbres, sus comportamientos habituales...
Retrato
Es una descripción completa del personaje, que incluye rasgos físicos y características de su personalidad.
Vamos a describir a Matilda, su familia y a la señora Phelps. Para ello, seguiremos estos pasos:
- Lectura atenta. Mientras lees el libro, procura fijarte en las características de los personajes.
- Reflexión. Pregúntate cómo son. ¿Cómo es Matilda? ¿Cómo es su padre? ¿Y la señora Phelbs, la bibliotecaria? ¿Cuáles son sus intereses, sus cualidades y sus defectos?
- Selección. Selecciona los rasgos que mejor definen a los personajes que vas a describir.
- Redacción.
Describimos...
Aunque vamos a redactar retratos (descripción física y psicológica del personaje), prestaremos más atención al carácter y el comportamiento que al aspecto exterior.
Selección
Has leído atentamente y has reflexionado sobre los personajes. Para ayudarte a seleccionar sus rasgos más característicos, completa esta ficha. Debes preparar una ficha para cada uno de estos personajes:
- Matilda
- Señor Wormwood
- Señora Wormwood
- Michael
- Señora Phelps
Redacción
A la hora de redactar tus descripciones ten en cuenta los siguientes consejos:
- Es necesario seguir un orden. Las fichas que has realizado pueden servirte de guía.
- Evita repetir constantemente el verbo tener. Fíjate en la diferencia entre estas dos descripciones:
Mi abuela tenía el pelo rubio y solía recogérselo en un moño. Tenía la piel morena, porque pasaba mucho tiempo al aire libre. Tenía unos ojos pequeños y muy claros, que miraban siempre con ternura.
Mi abuela tenía el pelo rubio y solía recogérselo en un moño. Como pasaba mucho tiempo al aire libre, su piel era morena. Sus ojos, pequeños y muy claros, miraban siempre con ternura.
¿Cuál te gusta más?